Las mascarillas y los emoji
Como no soy experta en COVID, no puedo predecir el futuro respecto a esta pandemia. Pero digo que muy probablemente, incluso después de muchos años, o para siempre, los japoneses seguirán poniéndose las mascarillas. Comparado con otros países, la gente aquí parece que le gusten las mascarillas. Voy a analizar por qué el pueblo japonés prefiere cubrir su cara tanto, aunque personalmente odio ponerme mascarillas.
Desde hace muchos años, los japoneses han estado usando las mascarillas en días cotidianos. Era normal ver a la gente con mascarillas en público, especialmente durante el invierno para la gripe y la primavera para la fiebre del heno. Algunos dicen que es un hábito desde la pandemia de 1918 y 1920 pero nada es seguro. En mi opinión, después de todo, usar mascarillas está dándoles una sensación de seguridad. No sólo para protegerse de patógenos malos sino también para evitar llamar la atención al eliminar sus personalidades. Eso suena un poco extraño pero a veces, en la sociedad japonesa, no tener personalidad llamativa es importante.
Cuando estaba pensando por qué los japoneses prefieren tanto cubrirse la boca, me acordé de una historia sobre los emoji. Aunque todo el mundo usa los emoji ahora, hay una pequeña diferencia entre los que se usan en Japón y los que se usan en países occidentales.
Normalmente, en Japón, usamos como (^。^)(≧∀≦)(´∀`)( ̄∇ ̄). Los vemos horizontalmente como son. Una característica de los emoji en Japón es que hay tantas variaciones en sus ojos. Por supuesto hay variaciones en sus bocas también pero creo que intentamos expresar nuestros sentimientos más con los ojos. No es que los ojos japoneses tengan tantas expresiones ricas pero lo que quiero decir es que le damos más valor a los ojos cuando tratamos de entender los sentimientos de otras personas.
Por el contrario, en los mensajes que recibo de hispanohablantes, hay emoji como : ( , : ) , : P , etc. Creo que hay más variaciones en sus bocas que en sus ojos. Eso me hace pensar que ahí, las expresiones de las bocas pueden ser claves más importantes para entender los sentimientos. Y aunque es mi hipótesis, cubrir la boca puede darles más estrés psicológicamente que en Japón.
Hay dos tipos de estrés cuando nos ponemos las mascarillas. Uno es algo físico. Es fastidioso, difícil de hablar, difícil de escuchar las palabras, etc. Y lo otro es algo psicológico, como una dificultad de entender expresiones o memorizar caras nuevas. También nos quita la oportunidad de expresarnos a nosotros mismos con toda la cara.
No es que todos los japoneses amen las mascarillas pero al menos, es cierto que los japoneses sienten menos estrés por ponerse mascarillas. Sí, tenemos una preocupación por la piel áspera provocada por ellas, pero tal vez muchos japoneses no padecen el estrés psicológico porque están acostumbrados a usar mascarillas y no tienen tanta pasión por expresar algo con la cara.
Me acordé de otro ejemplo en el que los japoneses intentan taparse la boca. Cuando las mujeres japonesas se ríen, muchas mujeres se cubren sus bocas con las manos. Creo que eso depende de la persona porque no tengo este hábito pero lo observo frecuentemente. Especialmente las mujeres mayores o aquellas que crecieron en hogares disciplinados o venerables se comportan así. Parece que en la cultura japonesa, las bocas no hayan tenido un papel importante. O quizás hay una posibilidad de que mostrar las bocas no era una cortesía deseable tradicionalmente.
Por estas razones, creo que los japoneses y las mascarillas se llevan bien. Incluso he oído una palabra “dependencia de la mascarilla”, que significa el miedo que algunas personas tienen de quitarse las mascarillas y exponer sus rostros. Ellos se ponen nerviosos sin mascarillas y tratan de llevarlas incluso cuando comen. Era un problema entre los adolescentes pero a partir de ahora, cuando esta pandemia termine y no necesitemos mascarillas físicamente, hay posibilidad de que muchos japoneses se sientan incómodos en estar sin mascarillas.
No sé cuántas costumbres para la prevención de la COVID permanecerán después de la pandemia. Pero a veces, al menos para mí, es difícil recordar exactamente cómo era el mundo antes de la batalla contra este virus. La era en la que podíamos viajar cuando queríamos y donde queríamos, que podíamos compartir el mismo espacio con muchos contactos físicos, que disfrutar la comida juntos no era un lujo especial sino algo cotidiano. ¡Qué recuerdos!
Crees que se ha cumplido tu pronóstico? (Jesús Madrid Ciudad _Interpals)
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