El castigo corporal y la tradición japonesa

En Japón, por muchos años, se han pensado que el castigo corporal es algo normal y lo permitían. Los padres en nuestro país han aprovechado su poder a los niños sin reflexionarlo porque ellos también crecieron así cuando eran niños. No sólo padres, los profesores de escuelas y otros adultos que están en posiciones educativas también lo han tomado como algo natural. Bajo una situación así, ¿cuántos niños estuvieron heridos, ambos, físicamente y mentalmente? Había unos casos en que algunos estudiantes fallecieron o se suicidaron por la violencia de los adultos. 


Quienes toman el castigo corporal en sus procesos educativos siempre insisten en que es una parte de la disciplina. O que es una manera con cariño porque había una confianza mutua para eso. Pero en mi opinión, ¿donde hay cariño si se permite la violencia? ¿Existe la confianza que se puede establecer a través de la violencia física?



Una vez leí un artículo en Human Rights Watch que revelaba la realidad del castigo corporal en Japón críticamente. El problema es que, aunque esta situación parece una violación de los derechos de niños, muchos adultos japoneses, especialmente adultos mayores, no lo piensan así. Y a veces, los niños o estudiantes que reciben la violencia como el castigo corporal, no se lo dicen a nadie, pensando que es la culpa de ellos mismos.



En japonés, hay una palabra “látigo de amor” que se refiere a que si hay cariño, usar la violencia no es algo malo. Tradicionalmente, los niños japoneses han estado creciendo con una disciplina estricta. Estos días está cambiando pero cuando era niña, mis padres siempre me golpearon cuando no pude obedecer sus órdenes. Y a veces, usaban la violencia sólo porque era más fácil que explicar con palabras o porque ellos no pudieron controlar sus emociones. En la escuela, vi que unos profesores hicieron el castigo corporal frecuentemente. Nada se volvió un problema porque los niños sólo soportaban las acciones de los adultos sin decir nada, sólo llorando. Cuando recuerdo mi niñez, siempre me duele el corazón ya que esas memorias nunca desaparecen.



Ahora sé cuánto de equivocados estaban los adultos alrededor de mí. Es totalmente erróneo pensar que se puede educar con violencia. Los adultos deben saber una manera de explicarles las cosas buenas y malas a través de palabras a los niños de todas las edades. Si no pueden hacerlo, no deben estar en los puestos de educar a los niños. Los adultos también necesitan aprender cómo controlar sus emociones y cómo usar las palabras de forma eficaz en vez de la violencia.



Espero que cambie la forma de educar a los niños en Japón. Todavía existen mucha gente que piensan que el castigo corporal es esencial o, al menos, es natural cuando los niños no obedecen.  Creo que también hay una brecha generacional. Los adultos mayores creen que el castigo corporal puede ser una ayuda para crecer bien y ser mejor adulto. Ellos no pueden imaginarse cómo educar a los niños sólo con palabras porque creen que de esa manera, los niños serán egoístas sin disciplina. Ellos piensan que a través del dolor, se puede aprender cómo deben actuar. 



Mi madre, que trabaja en educación, me dijo que todavía golpea a los niños a veces. Yo también he estado trabajando para niños durante muchos años pero ni siquiera me apetece castigarlos incluso cuando no tratan de escucharme nada. Un abrazo fuerte y un poco de cosquillas es lo que me gusta cuando estoy con los niños traviesos. 



A menudo, escucho que turistas internacionales en Japón elogian la disciplina y la cortesía de los japoneses. Es la verdad porque tuvimos que crecer con reglas estrictas y amenazas del castigo corporal desde pequeños. No es que la hayamos aprendido de forma natural. A veces, este tipo de disciplina perfecta se hace a partir de la violencia ocultada en la niñez. Y es difícil darse cuenta de eso ya que es invisible en la apariencia de la sociedad japonesa. En mi opinión, la disciplina de los japoneses es demasiada, no es normal.



Hace unos años, se estableció una ley que declara ilegal el castigo corporal. Es triste que se necesitara una ley para eliminarlo. Y hasta ahora, nada parece haber cambiado. La gente que piensan que el castigo corporal es una parte de la educación no tienen el sentimiento de culpa ni la conciencia de que eso es una violencia. También muchos niños no saben sobre esta ley y no hay adultos que puedan ser consultados cuando reciben la violencia física.



Ninguna sociedad es perfecta. Por eso tratamos de hacer todo lo posible para resolver nuestros problemas. Pero si un problema no se revela, será difícil solucionarlo. Dado que el japonés se usa sólo en Japón, eso hace difícil revelar los problemas profundos de este país. Generalmente, la tradición japonesa pone el valor en formación. Existen reglas invisibles en cada rincón de esta sociedad. Y cuando alguien no las obedece, lo presionan. Si esa persona es niño, a veces, se toma la forma del castigo corporal. No tengo ganas de admitir una tradición así. Si los adultos lo detienen de inmediato, esta mala tradición podría cambiar.

Comentarios

  1. La mayoría de la gente no piensa. Hay dos factores con que una persona pueda evaluar una forma de disciplina: la intuición y, cuando la falta, los resultados. Es claro que la mayoría no tiene una intuición casi bastante. Y bueno, es lo más probable que eso es genético (y si para eso tenemos la ética de virtud de los sabios), así que lo restante solo es los resultados: un pueblo en que las personas están tan temerosas que no pueden salvar sus pares de explotación.

    Pero realmente no es un problema único de japón. El occidente le gusta mostrar que japón está demasiado débil de voluntad y conformista, y si, en japón el conformismo está particularmente serio. Pero en los estados unidos, por ejemplo, la actividad más popular de los que apetecen criticar el gobierno y los países extranjeros es mirar los deportes en la televisión mientras que beben cerveza. El activista político es un guerrero en los redes sociales, no más. El pasatiempo más popular es la auto-indulgencia. En japón son demasiado temerosos, pero en los estados unidos son demasiado perezosos. El mismo problema con un nombre diferente.

    La cuestión no es qué necesita cambiarse. Eso ha estando bastante claro desde el principio. La cuestión es, en cambio, como convertir una población tan tímido en una gente que tiene la voluntad de luchar para la seguridad y bienestar de los semejantes. Japón tiene una cultura de vergüenza, y eso realmente está bueno. El problema es que la vergüenza está mal colocada. Es por la arte y el activismo que podríamos cambiar la cultura de vergüenza hacia sobresalir, en una cultura de vergüenza hacia cruelidad, pasividad, y la arrogancia de los padres.

    En los estados unidos necesitamos la vergüenza: ahora los padres puede salir impune de casi alguna cosa. La arrogancia de los padres es la peste más destructiva del país. Nuestros antepasados sufrían la violenca y cruelidad en el pasado y en la mayoría de casos fallían a desarollar la personalidad necesario para desafiar el abuso. La bota que pata es la que enseñar la obediencia. Un buen padre sabe que un buen niño es él que se convertirá en un guerrero real contra la mal, no una persona que será aplastada.

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